117 Días a la Deriva | Historia Completa

Nov 01, 2019 · Naufragos

117 dias derivaLa historia de Maurice y Maralyn es una de las más bonitas que jamás he conocido de mi género. No es sólo una antigua aventura de náufrago, sino que también es una preciosa fabula donde los animales son sus protagonistas y ‘el nunca perder la esperanza’ es su gran moraleja.

En 1973 esta joven pareja, amantes de la naturaleza, decidió deshacerse todas sus pertenencias, comprar un pequeño velero para así cumplir el sueño de dar la vuelta al mundo y vivir en él.

En la madrugada del 4 de Marzo, a unas 300 millas de las Galápagos, una ballena cachalote golpeo el casco del barco, y lo hundió.
A partir de ese momento esta pareja se enfrentaría a 117 trepidantes días en una pequeña balsa salvavidas atada a un bote neumático que afortunadamente pudieron
salvar. Entre sus víveres había varias latas de comida y 10 galones de agua suficientes para unos días. Nunca imaginaron que la desventura se extendería 4 meses.

Durante los primeros días a la deriva se encontraron varios barcos mercantes, ya que aún se encontraban en una zona con cierto tráfico marítimo. Pero como siempre
ocurre en todas las historias de naufragios en el mar, estos barcos pasaron de largo.

Pronto irían terminando sus provisiones. Y para mayor de sus desgracias, la corriente poco a poco los iría alejando de las rutas de navegación hasta acabar en una de las regiones más inhóspitas del océano Pacífico. Lugar donde nunca transitan barcos, pero con una sorprendente biodiversidad marina. Precisamente esto fue lo que les acabo salvando la vida.
A las pocas semanas del naufragio, según se adentraban en el inhóspito océano, comenzaron a recibir las inesperadas visitas de tortugas, delfines, ballenas, diversas
aves marinas, e infinidad de peces de todos los tamaños y colores. Lo sorprendente era ver como todos estos animales se acercaban a la balsa, sin miedo alguno, dejando a la pareja sorprendidos.

Maurice y Maralyn amaban profundamente a los animales. Pero en medio del basto océano, necesitaban alimentarse de ellos para mantenerse con vida. No fue fácil para la pareja sacrificar a inofensivas tortugas marinas, para luego ingerirlas crudas. Pero las necesidades de supervivencia primaban. Pronto tuvieron que hacer lo mismo con las inocentes aves marinas, las cuales aterrizaban en la balsa y ajenas a cualquier peligro producido por estos dos depredadores. Y como ocurría con el resto de capturas, las aves también eran devoradas crudas y bebidas sus sangres.

Y como las balsas inflables salvavidas están pensadas para estar a flote solo unas semanas, la de ellos comenzó a deteriorarse. Primeramente deshaciéndose la puerta
de entrada para continuar con las juntas entre flotadores y terminado con la perdida sistemática de presión.

Día y noche se alternaban cada media hora para bombear aire y achicar agua. Y en días de tormenta, las cuales podían extenderse hasta una semana, esta agotadora tarea se realizaba sin una mínima posibilidad de descanso. En esas terroríficas noches, bocanadas de agua entraban sin censar con cada ola.

Fueron 4 meses a merced de las olas y la lluvia, y ninguno de los dos consiguió mantener sus pieles completamente secas. Pronto harían aparición las temibles
ulceras por el roce con el plástico y la sal.

Después de un mes a la deriva, Maurice perdió toda esperanza de un posible rescate.
Ninguno de los dos era creyente, pero Marilyn tenía una fe ciega en el destino, consiguiendo arrastrar a Maurice a no desfallecer.

Pero aquellos animales permanecieron siempre cerca de la pareja. Parecían como si estuviesen allí para cuidarles. “No hacía falta matar a ningún pájaro, no hacía falta matar a ningún boobie. Cuando un boobie se sentaba a mi lado, lo agarraba y nos soltaba un pez de su boca. Y ese pez lo usábamos para nuestro almuerzo” me contaba Maurice emocionado en este video.

Después de tantas semanas en el mar, poco a poco comenzaría una profunda transformación en la personalidad de estos dos náufragos, perdiendo toda referencia
de su vida terrestre pasada. Después de tanto tiempo rodeado de agua. Después de tanto tiempo sin recibir señal alguna del mundo moderno. Después de tanto tiempo conviviendo tan cerca de todos esos animales, Maurice y Maralyn asumieron que ahora pertenecían al mar. Convencidos de que se habían convertido en dos criaturas marinas, habiendo olvidado por completo sus vidas en la civilización.

Tan grande fue esta transformación, que cuando finalmente fueron rescatados, las emociones fueron confusas “No podía creer que iba a volver a la civilización, y vivir de nuevo con humanos, el mar era ahora nuestra vida, todos esos animales eran nuestros
amigos…”

Y así ocurrió el 30 de Junio de 1973. Después de 2 meses sin ver a ningún barco en el horizonte un pesquero con bandera coreana hizo presencia en medio del basto
océano. Esta vez sí que los avistó.

 

 

 

 

 

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